En el blog Be Live Hotels, Ana Pérez publicó el 14 de febrero las siguientes reflexiones
El amor que José Saramago profesaba hacia el ‘malpaís’ lanzaroteño, quedó reflejado en la relación que el premio Nobel portugués mantuvo con Lanzarote durante los últimos 18 años de su vida.
Aquí vivió junto a Pilar del Río, en una casa hecha de libros, como gustaba decir al genio de las letras, que tuvo siempre las puertas abiertas. Hoy, casi tres años después de que el ilustre escritor nos dejara, ‘A Casa’ es un espacio cultural lleno de vida.
Para visitar A Casa lanzaroteña de José Saramago hemos de viajar al sur de la isla, al municipio de Tías. Allí podemos realizar una de esas visitas guiadas que nos desgranarán los pormenores de la vida cotidiana de un hombre bueno y de un genio irrepetible.
Una de las particularidades más agradables será la degustación de un café al estilo portugués en el Jardín de A Casa, antes de pasar a la impresionante biblioteca que nos legó el escritor.
Además, durante la visita, el viajero puede llevar a cabo su propio acercamiento al mundo que rodeó al escritor, a sus pasiones, a sus amigos, a sus mitos… César Manrique, Pessoa, el dibujo de Alberti o el facsímil de El Beato de Liébana… y el mar, ese mar espectacular de Lanzarote, que tanto encandilaba al Nobel.
Completo viaje si antes de irnos meditamos un momento en el Jardín del Olivo, aquel olivo pequeño, que llegó en avión, en una maceta, entre las piernas de José Saramago, directamente del Alentejo portugués a las tierras negras de Lanzarote.