El ciclo se cierra en la tienda, una habitación que en principio tenía otro destino y que ahora ha quedado dispuesta para servir a quienes visiten la biblioteca y quieran salir con un recuerdo, un libro con el ex libris de Saramago, un momento de vida retenido por la cámara de un fotógrafo amigo.

Hasta luego:

A las personas que han llegado al final de este recorrido, un abrazo y los mejores deseos. José Saramago habitaba una casa sencilla pero llena de vida. Seguro que la han sentido, que la mirada de Saramago les habrá sido devuelta por algún libro o cuadro, o por el olivo que preside y nos sugiere que continuemos. Ahora nos toca a nosotros, lectores, amigas y amigos, poner la respiración y los latidos para que el viaje no termine. Nunca. Así continuaremos a José Saramago y el mundo estará mejor.

 

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