Hoy se cumplen 94 años del nacimiento del artista lanzaroteño César Manrique Cabrera en Arrecife de Lanzarote. Un hombre que desde muy joven supo que su vocación de pintor sería definitiva. La Fundación César Manrique (FCM), una institución cultural privada que conserva, estudia y difunde su obra, ha organizado en esta semana diversos actos conmemorativos comprendidos en las VIII Jornadas Césarmanriqueñas.
Les invitamos a participar en estos encuentros del que sigue siendo un artista comprometido que mantenía siempre los ojos bien abiertos, fascinado por la vida, y que ante la pregunta sobre cómo le gustaría morir había manifestado en un homenaje al tenor Alfredo Kraus (abril de 1992):
En medio de una erupción volcánica, desnudo y disfrazado de la naturaleza
Jueves 25 abril
– Cementerio de Haría, a las 17h: Ofrenda floral
– Sala El Aljibe (Haría)
- A las 18:30h: conferencia y coloquio «César Manrique y la Juventud», impartida por Bettina Bork y Hannah Lex (Arte de Obra)
- A las 20h: Gregorio Barreto, cronista oficial de Haría «Perfil biográfico de César Manrique Cabrera, con especial referencia al municipio de Haría»
Viernes 26 abril
– Hotel Lancelot (Arrecife), a las 20,30h: Roque Calero, doctor ingeniero industrial y catedrático de la ULPGC, hablará sobre «Tecnología e impacto social. Una mirada desde el pasado hacia el futuro».
Recordamos las palabras de Pilar del Río sobre César Manrique en el libro «José Saramago: un retrato apasionado» (pág. 24)
– Saramago me habla de César Manrique, el hombre que rescató Lanzarote de la agresión de los grandes abandonos, recuperando, para la mirada de quien sepa ver, lo que de más bello hay en la bella seca isla. Manrique, el canario diletante, parecido, en la dispersión exuberante de los talentos, al francés Cocteau o al portugués Olavo d´Eça Leal, virtuoso de múltiples instrumentos culturales: poeta, pintor, escultor, inventor, agente de gusto y de afecto, que dejó una Fundación, que legó un cierto modo de vivir, que trató a la naturaleza con el cuidado de quien mueve un cuerpo vulnerable y venerable. Visitaremos sus espacios recuperados, La Fundación, las grutas que desvendó, las esculturas de viento, los itinerarios que propuso a la curiosidad de otros, como si los otros formaran parte de sí mismo. Los antiguos decían que todo aquel que construye posee la mano verde: que crea, que hace proliferar, que nos entretiene, que nos hace pensar, que nos llena de júbilo.
Manrique fue un hombre con la mano verde.
Muy interesante crónica sobre alguien tan importante para Lanzarote y para el arte en general.